Zygmunt Bauman
Zygmunt Bauman es un sociólogo, filósofo y ensayista polaco. Es conocido por acuñar el
término y desarrollar el concepto de la «modernidad líquida».
En Modernidad
Líquida Zygmunt
Bauman explora
cuáles son los atributos de la sociedad capitalista que han permanecido en el
tiempo y cuáles las características que han cambiado. El autor busca remarcar
los trazos que eran levemente visibles en las etapas tempranas de la
acumulación pero que se vuelven centrales en la fase tardía de la modernidad.
Una de esas características es el individualismo que marca nuestras relaciones
y las torna precarias, transitorias y volátiles. La modernidad líquida es una
figura del cambio y de la transitoriedad: “los sólidos conservan su forma y
persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se
transforman constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o
la liberalización de los mercados”.
Bauman no ofrece teorías o sistemas definitivos, se
limita a describir nuestras contradicciones, las tensiones no sólo sociales
sino también existenciales que se generan cuando los humanos nos relacionamos.
Vivimos en una sociedad en continuo cambio, en continuo fluir, pero de manera muy rápida de tal modo que cuando vamos a atajar algún cambio ya hay algo diferente y me vuelvo a quedar para atrás. Andamos de un lado para otro con la lengua fuera y sin ser capaces de conseguir nada.
Por ejemplo, en nuestro sistema educativo, cuando empiezan a trabajar para solventar algún problema, ese problema ya ha cambiado y de nada sirve seguir trabajando. Esto es debido a que la educación existente en nuestro país no es una educación personalizada; si no, que es una educación para individuos de sociedades de masas; provocando un fracaso continuo.
Para evitar esta situación, como futuros maestros lo que debemos hacer es crear nuestro propio estanque, donde el líquido (conocimientos, saberes, estrategias...) se mueva lo menos posible, pues de este modo es la manera de crear una estabilidad. Pero para esto, se requiere que el educar del S. XXI tenga una gran personalidad, sea un gran analista y que recoja desde su propia personalidad, su contexto... todo lo que el ha vivido en el sistema educativo para evitar seguir cometiendo los mismos errores.
Desde mi punto de vista, como futura maestra, debemos tener muy en cuenta todos los cambios que se originan a nuestro alrededor y tenerlos presentes a la hora de transmitirles nuevos conocimientos a nuestros alumnos. No nos podemos limitar a repetir y repetir información que ellos mismo tiene acceso con gran facilidad gracias al gran avance de las nuevas tecnologías. Yo creo, que hay que enseñarles desde edades muy tempranas a saber ser reflexivos, críticos... y que aquello que aprenden en la escuela puedan ponerlo en práctica en su día a día, ya que si su aprendizaje dentro de la escuela no va acorde con la realidad y en mundo que les rodea será inútil la enseñanza. De esta manera evitaremos situaciones como la que menciona María Acaso en su libro ReduEvolution: "lo que los profesores enseñan no es lo que los alumnos aprenden". Y esto sólo será posible si asumimos que hay múltiples formas de aprender, experimentar, de amoldarnos a la sociedad tan cambiante en la que nos encontramos... y sobre todo que en cualquier lugar se puede producir el aprendizaje.
Pero para que esto suceda, los primeros que tenemos que cambiar somos nosotros.
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